Hace un par de años heredé una casita en la provincia de León que pertenecía a mis antepasados y llevaba ya unos años deshabitada.
Como, por naturaleza, soy una persona tranquila y a veces melancólica, me atrae y emociona la naturaleza y, sinceramente, casi toda mi vida he vivido con ganas de vender mi piso en la ciudad y mudarme a un pueblecito de montaña que tanto añoro desde los tiempos de mi infancia.
Pero, como dicen, “el hombre propone…” He pasado toda mi vida, casi siempre ajetreada, en la ciudad hasta la misma jubilación, soñando con días libres y tranquilos con mis libros y mis reflexiones.
Parece que ha llegado el momento de cambiar cosas.
Pero (siempre hay “peros”, ¿no?) si uno piensa que llevando años de la vida a carreras intentando abarcar todo: el trabajo, la familia, los amigos, unas aficiones que tiene, es fácil parar y empezar una vida tranquila, se equivoca… Cuando llega el momento cuando podemos o, mejor decir, tenemos derecho a parar, para muchos no resulta posible.
La ley física de inercia no deja a uno permanecer tranquilo: o sigue en movimiento o empieza a sentirse inútil y angustiado. Sé de lo que se trata: lo mismo pasó conmigo…
Entonces, un día he decidido ocuparme de mi sueño: un lugar tranquilo de montaña con el aire fresco, donde nieva a veces en invierno y donde tenga un hogar cómodo y agradable.
Parecía fácil conseguirlo debido a lo que disponía ya del lugar y de la casita. Cuando empiezas a llenar de vida tu sueño, parece que tienes alas que te llevan y estás seguro que no habrá ningún obstáculo que no pudieses superar.
Así empecé la reforma de mi casita (que sinceramente la necesitaba).
No voy a cansaros contando qué pintura he elegido y como he modificado la casa, voy a lo que me parece más importante en este caso: Cómo la he convertido en un HOGAR (lo escribo con mayúscula porque considero que he conseguido hacer de mi casita un hogar digno y bonito).
Coincido con la opinión de mucha gente que la chimenea y posibilidad de ver la lumbre y sentir su calor “dan vida” a la casa. En la antigüedad era algo imprescindible y quizás de allí viene el deseo de tenerla en casa y disfrutar en los días fríos o de lluvia.
He hecho un estudio y resultó que no era muy cómodo y rentable calentar la casa a la manera antigua, con la leña, y que si quería tener una temperatura agradable en todas habitaciones durante la época fría del año, tendría que instalar algún otro sistema de calefacción… No me ha gustado la idea…
De tal modo, intentando volver a mis raíces, metafóricamente al pasado, descubrí una tecnología moderna, que es biomasa.
¿Qué he obtenido con una instalación de biomasa?
Una chimenea que tanto quería: Que no tiene aspecto clásico, (se llama caldera de biomasa, pero da calor y la posibilidad de meditar, mirando en llamas de la lumbre); La calefacción en toda la casa y la sensación agradable, agua caliente sanitaria, la posibilidad de regular las temperaturas y estar relativamente independiente del combustible ya que dispongo del silo bastante grande donde guardar el pellet.
He probado varios tipos de biomasa y me he quedado con pellet de alta calidad porque casi no deja residuos, muy fácil para limpiar.
Me pusieron unos radiadores que en poco tiempo calientan la vivienda al poner en marcha el sistema y, ya puestos, me hablaban también del suelo radiante y me ha parecido muy atractivo tenerlo, pero ya he invertido bastante dinero en la rehabilitación y en la caldera de biomasa, y me ha parecido excesivo entrar en este asunto.
Dicen, entre otras cosas, que me va a costar menos el uso de este sistema en comparación con la de gasoil, lo veremos (aunque no me vendría mal), pero de momento estoy muy satisfecho con el resultado.
Una cosa curiosa, ya no estoy tan seguro de poder pasar mucho tiempo a solas en mi casita: desde que he terminado mi reforma a mis amigos y familiares les encanta hacerme visita, y en este caso no sólo para disfrutar de la belleza del paisaje, sino para pasar un buen rato charlando y tomando una copa de buen vino en mi bonito hogar con unas vistas espectaculares y el calor de la chimenea.
Puertas y Portones 